TRENES.
Hace tiempo que dejé de coger trenes.
Antes iba en ellos y me dejaba llevar a destinos inciertos, perdidos y quizás inmorales.
Llevaba poco lastre.
Llevaba las manos vacías, la cabeza virgen, la ignorancia repleta y la ilusión desbocada.
No medía distancias ni revisaba franjas horarias.
No anticipaba partes meteorológicos a 14 días.
No aseguraba la vida en el recorrido.
No pagaba billete de ida y vuelta.
Mis trenes de entonces no llevaban itinerarios definidos.
Hace tiempo que dejé de coger trenes.
Demasiada carga encima en viajes de catálogo.
Yolanda V. P.
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yovapa